Lino Calderón
Si el inicio de 2009 fue pronosticado como un año super violento, este inicio de 2010, rebasó las expectativas de los analistas especializados en temas de seguridad nacional. El número de ejecutados e inocentes son más de los esperados por la propia administración, porque ahora ya el pueblo está pagando las consecuencias de la presencia e influencia del crimen organizado en la sociedad mexicana, principalmente en los estados con frontera con los Estados Unidos.
Los recientes acontecimientos sucedidos en los últimos días, como fue el caso del asesinato de empleados vinculados al Consulado de Estados Unidos, la muerte de dos estudiantes del Tec de Monterrey en Torreón Coahuila, la ejecución de una familia integrada por varias jovencitas y niñas, así como el enfrentamiento que ocurrió este martes donde dos personas resultaron muertas como el saldo de un tiroteo en el que participaron militares y sujetos que viajaban en una camioneta en la Autopista de Monterrey a Reynosa, a la altura del entronque a Los Herreras, tras el paso del Gobernador Rodrigo Medina es el reflejo del desafío abierto que ha hecho publico el crimen organizado en contra de las instituciones y ahora contra el pueblo de México.
Existen algunas voces que esto es reflejo de la situación económica y la consecuencia del mal manejo económico que han hecho los últimos gobiernos, porque a pasos agigantados la pobreza se ha generalizado en la mayoría de los mexicanos. Sin embargo ante la actual realidad los cierto es que el crimen organizado se ha convertido en un verdadero enemigo a vencer por la administración del presidente Felipe Calderón.
Los norteamericanos no querían ver la realidad del problema que esta en su frontera sur, pero ante su terquedad y la de grupos muy poderosos de seguir vendiendo armas a los compradores mexicanos, y ante el creciente consumos de drogas en ese país es muy probable que ahora si tomen en cuenta que la violencia en México porque es muy probable que alcance a su población y sus ciudades, tal como lo hizo el crimen en la década de los años 20´s, pero ahora con mucho poderoso que en aquel entonces.
Ya otros voces no temen en decir que hasta perece un levantamiento armado no declarado, solo que los muertos los está poniendo miembros y sujetos vinculados con el las bandas criminales.
Incluso ante el clima de violencia que sufre el norte del país, misioneros de diversas congregaciones religiosas suspendieron sus viajes de Semana Santa a por lo menos tres estados: Durango, Chihuahua y Tamaulipas. Tal es el caso de los "Lasallistas" que acudían a la sierra a realizar su labor desde hace 30 años, se esperaba la visita de 3 mil de ellos. Sin embargo, suspendieron el viaje ante la amenaza que sufrió un sacerdote que fue a observar las condiciones de seguridad. Esto es un claro reflejo del nivel de violencia que se vive en la zona serrana duranguense.
Capitulando la violencia que acompaña a la crisis económica, en su modalidad de narcoviolencia, se trasladó del sur (Michoacán y Guerrero) hacia el norte. Si antes fue Sinaloa, Chihuahua y Tamaulipas, donde campesinos y jóvenes encuentran una forma de sobrevivir, ahora le toca a Nuevo León, epítome del desarrollo, ser protagonista.
La tesis oficial es que, frente a la decisión de, ahora sí, enfrentar a esta ala del crimen organizado, éste responde matando a propios –en ajustes de cuentas— y extraños.
La percepción que se tiene en el exterior, y algunas partes del país, es que México es un país fuera de control, sin ley, ingobernable.
Al menos, unas ciudades y entidades. A éstas se ha agregado Nuevo León, centro económico y financiero, con fuertes vínculos con Estados Unidos.
Al parecer ya el gobernador neoleonés, Rodrigo Morales, sugirió a otras entidades ―que pongan sus barbas a remojar-, porque Nuevo León estaba tranquilo hace unas semanas. Sin embargo reconoció que hay un fuerte enfrentamiento entre los cárteles del noroeste. Si esto es cierto, nos espera una fuerte escalada que al parecer no tendrá fin.
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